lunes, 27 de junio de 2016

El Guardián Perfecto

guardián, na
Del gót. *wardjan, acus. de *wardja.
1.     m. y f. Persona que guarda algo y cuida de ello.

perfecto, ta
Del lat. perfectus.
1.     adj. Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea
2.     adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto.
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      Desde tiempos inmemoriales ha existido la necesidad de proteger y prevenir para lograr el sentimiento de seguridad. 

    A aquellos que se dedicaban a dar ese servicio se les nombraba guardianes, ser guardián siempre fue una posición de honor en cualquier sociedad, el guardián debía tener un perfil muy especial, ser una persona respetable, leal, ruda, dispuesta a todo con tal de lograr su cometido, era un guerrero designado para tener el honor de cuidar y proteger algo o alguien de alto valor. 

     Se buscaban entre los ejércitos personas con este perfil y se entrenaban especialmente; eran soldados de élite y como tales tenían un lugar preponderante en la sociedad con salarios altos y privilegios que los demás no tenían, esto hacia que al no preocuparse por el sustento y necesidades de sus seres queridos pudieran concentrarse exclusivamente en la tarea de protección que les fue asignada. 

Ese era el guardián, un personaje respetado, admirado y cuya posición era altamente codiciada encontrándose en la vocación de muchos de los miembros de la sociedad, a la par del médico, el sacerdote y el maestro.

      Con el tiempo, el noble arte de la protección fue evolucionando, dando lugar a cuerpos y organizaciones especializadas en la protección de cierto aspecto de la vida social, de ahí nacieron las policías, los entes investigadores, los cuerpos de inteligencia, logística, táctica, estrategia y todo lo que ahora conocemos como cuerpos y corporaciones de seguridad.

      El profesional de la Protección y la prevención en un principio era parte de los gobiernos, sin embargo, fue necesaria la introducción de estos profesionales en el sector privado dada la falta de capacidad de los mismos gobiernos para proteger los intereses privados, dando lugar a una industria que genera millones de empleos y ganancias muy altas para los propietarios de las compañías y corporaciones que proporcionan los servicios de protección privada.

      El guardián, lamentablemente se fue convirtiendo en un componente de un producto que vender y como tal, fue experimentando ajustes, principalmente económicos para poder cubrir la demanda del servicio, hasta llegar a nuestros días en donde el guardián se ha visto disminuido casi completamente y las características que deben definirle se han diluido. Se ha industrializado un arte milenario y la mayoría de las empresas dedicadas a la protección han puesto especial atención en estandarizar los procesos para que “cualquiera” pueda dar el servicio sin necesidad de ser un experto, tal cual hacen las corporaciones de comida rápida, donde el que voltea las hamburguesas poco o nada sabe de su preparación o el porqué de su labor.

      La dignidad y el respeto de la profesión se han perdido, debido precisamente a que la calidad de los recursos humanos es muy baja.

      Los particulares han delegado casi completamente su protección y seguridad a compañías que raramente cumplen con ese cometido por estar enfocados en las ganancias y la “optimización” de la inversión en la forma de ahorro que a veces raya en la mezquindad.

      Los salarios y prestaciones de los recursos humanos son comparables a los de un obrero, los horarios de trabajo son a veces inhumanos y la capacitación y el equipamiento del personal son un chiste.

      Todo esto ha traído como resultado que la profesión de la protección ya no sea vista como tal sino como un trabajo temporal, sin futuro y en el que la gente permanece solo mientras encuentra algo mejor. La lealtad y sentido de pertenencia hacia sus protegidos no existe -es difícil obtener esto si estas preocupado pensando en que va a comer tu familia mañana o como mantendrás un hogar y lo que implica si no tienes los recursos económicos para ello- y mucho más lamentable es que un gran número de trabajadores de la protección se corrompen y se coluden con criminales para dañar a quienes deberían proteger o usan la posición privilegiada y el acceso a información vital para cometer crímenes por su propia cuenta, existen incluso casos documentados en países tan “avanzados” como los EEUU en donde los Guardias son desde asesinos a sueldo o en serie, participantes en secuestros, desfalcos, asaltos, robos, tráfico de drogas y muchos otros.

      Todo, debido a una mala selección y perfilación del personal, la cual las empresas justifican argumentando que por la alta inversión que esto implica en comparación con lo bajo del costo al que tienen que vender el servicio esto no es factible y se limitan a poner una variedad de “filtros” que han probado a todas luces ser inefectivos y compensando esta posibilidad de falla con fianzas y pólizas de seguro para reparar daños hechos por el personal en cumplimiento de funciones, lo cual va contra todo lo que la profesión representa pues la labor del guardián es eminentemente preventiva y por tanto se debe hacer todo lo necesario para que el daño no ocurra.


      Los “Clientes” se han acostumbrado a este modelo y motivados por el bajo costo del servicio aceptan estas situaciones como parte del negocio adquiriendo por su parte también pólizas de seguro que ven como la panacea para recuperar lo perdido en caso de ser necesario, lo cual raramente funciona, pues aunque los bienes materiales sean reembolsados en dinero por la aseguradora después de un siniestro -jamás al cien por ciento- las vidas humanas que son afectadas o incluso perdidas no son tasables en dinero y es en principio lo que más debe protegerse...

Introduccion al Libro "El Guardián Perfecto" de Marco Antonio Sánchez Talavera

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