guardián,
na
Del gót. *wardjan, acus.
de *wardja.
1. m. y f. Persona que guarda algo y cuida de ello.
perfecto,
ta
Del lat. perfectus.
1. adj. Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su
línea
2. adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto.
Real
Academia Española © Todos los derechos reservados
Desde tiempos inmemoriales ha existido la necesidad de proteger
y prevenir para lograr el sentimiento de seguridad.
A aquellos que se dedicaban
a dar ese servicio se les nombraba guardianes, ser guardián siempre fue una posición
de honor en cualquier sociedad, el guardián debía tener un perfil muy especial,
ser una persona respetable, leal, ruda, dispuesta a todo con tal de lograr su
cometido, era un guerrero designado para tener el honor de cuidar y proteger
algo o alguien de alto valor.
Se buscaban entre los ejércitos personas con este
perfil y se entrenaban especialmente; eran soldados de élite y como tales tenían
un lugar preponderante en la sociedad con salarios altos y privilegios que los demás
no tenían, esto hacia que al no preocuparse por el sustento y necesidades de
sus seres queridos pudieran concentrarse exclusivamente en la tarea de protección
que les fue asignada.
Ese era el guardián, un personaje respetado, admirado y
cuya posición era altamente codiciada encontrándose en la vocación de muchos de
los miembros de la sociedad, a la par del médico, el sacerdote y el maestro.
Con el tiempo, el noble arte de la protección fue
evolucionando, dando lugar a cuerpos y organizaciones especializadas en la protección
de cierto aspecto de la vida social, de ahí nacieron las policías, los entes
investigadores, los cuerpos de inteligencia, logística, táctica, estrategia y
todo lo que ahora conocemos como cuerpos y corporaciones de seguridad.
El profesional de la Protección y la prevención en un principio
era parte de los gobiernos, sin embargo, fue necesaria la introducción de estos
profesionales en el sector privado dada la falta de capacidad de los mismos
gobiernos para proteger los intereses privados, dando lugar a una industria que
genera millones de empleos y ganancias muy altas para los propietarios de las compañías
y corporaciones que proporcionan los servicios de protección privada.
El guardián, lamentablemente se fue convirtiendo en un componente
de un producto que vender y como tal, fue experimentando ajustes, principalmente
económicos para poder cubrir la demanda del servicio, hasta llegar a nuestros días
en donde el guardián se ha visto disminuido casi completamente y las características
que deben definirle se han diluido. Se ha industrializado un arte
milenario y la mayoría de las empresas dedicadas a la protección han puesto especial
atención en estandarizar los procesos para que “cualquiera” pueda dar el
servicio sin necesidad de ser un experto, tal cual hacen las corporaciones de
comida rápida, donde el que voltea las hamburguesas poco o nada sabe de su preparación
o el porqué de su labor.
La dignidad y el respeto de la profesión se han perdido, debido
precisamente a que la calidad de los recursos humanos es muy baja.
Los particulares han delegado casi completamente su protección
y seguridad a compañías que raramente cumplen con ese cometido por estar
enfocados en las ganancias y la “optimización” de la inversión en la forma de
ahorro que a veces raya en la mezquindad.
Los salarios y prestaciones de los recursos humanos son
comparables a los de un obrero, los horarios de trabajo son a veces inhumanos y
la capacitación y el equipamiento del personal son un chiste.
Todo esto ha traído como resultado que la profesión de la protección
ya no sea vista como tal sino como un trabajo temporal, sin futuro y en el que
la gente permanece solo mientras encuentra algo mejor. La lealtad y sentido de
pertenencia hacia sus protegidos no existe -es difícil obtener esto si estas
preocupado pensando en que va a comer tu familia mañana o como mantendrás un
hogar y lo que implica si no tienes los recursos económicos para ello- y mucho más
lamentable es que un gran número de trabajadores de la protección se corrompen
y se coluden con criminales para dañar a quienes deberían proteger o usan la posición
privilegiada y el acceso a información vital para cometer crímenes por su
propia cuenta, existen incluso casos documentados en países tan “avanzados”
como los EEUU en donde los Guardias son desde asesinos a sueldo o en serie,
participantes en secuestros, desfalcos, asaltos, robos, tráfico de drogas y
muchos otros.
Todo, debido a una mala selección y perfilación del personal,
la cual las empresas justifican argumentando que por la alta inversión que esto
implica en comparación con lo bajo del costo al que tienen que vender el
servicio esto no es factible y se limitan a poner una variedad de “filtros” que
han probado a todas luces ser inefectivos y compensando esta posibilidad de
falla con fianzas y pólizas de seguro para reparar daños hechos por el personal
en cumplimiento de funciones, lo cual va contra todo lo que la profesión representa
pues la labor del guardián es eminentemente preventiva y por tanto se debe
hacer todo lo necesario para que el daño no ocurra.
Los “Clientes” se han acostumbrado a este modelo y motivados
por el bajo costo del servicio aceptan estas situaciones como parte del negocio
adquiriendo por su parte también pólizas de seguro que ven como la panacea para
recuperar lo perdido en caso de ser necesario, lo cual raramente funciona, pues
aunque los bienes materiales sean reembolsados en dinero por la aseguradora después
de un siniestro -jamás al cien por ciento- las vidas humanas que son afectadas
o incluso perdidas no son tasables en dinero y es en principio lo que más debe
protegerse...
Introduccion al Libro "El Guardián Perfecto" de Marco Antonio Sánchez Talavera
No hay comentarios:
Publicar un comentario