Si bien es cierto que los delincuentes utilizan, con
frecuencia, diversas tácticas de ingeniería social para obtener información
sensitiva de sus potenciales víctimas, resulta igualmente cierto que infinidad
de personas proporcionan voluntariamente dicha información, en las
conversaciones y charlas que de manera casual se llevan a cabo en lugares
públicos.
Uno de los sitios donde resulta muy fácil entablar una conversación para cualquier persona con un extraño es, sin lugar a dudas, el club deportivo o gimnasio y, en éste y de manera muy particular, dentro del área de baños en el sauna o vapor. Lo mismo ocurre en fiestas o reuniones.
En un ambiente de total relajación, iniciamos la plática desde el momento en el que alguien entra al lugar y saluda a los presentes. La conversación de las charlas suele girar en torno al clima, deportes, nutrición, rutinas, política, sociedad, negocios, automóviles, entre otros temas. Sin embargo, conforme avanza la charla, en algún momento surge la pregunta entre alguno de los presentes "y tú, ¿a qué te dedicas?".
A partir de este momento, la charla cambia de tono, cuando la persona comenta, a grandes rasgos, lo que hace y, de alguna manera, denota lo que tiene y la posición social que mantiene. Incluso, durante el diálogo, cuando alguna de las personas se manifiesta como experto en algo, ofrece recomendaciones o bien los otros le piden su opinión o consejo.
Resulta increíble cómo, algunas personas, hacen alarde de sus negocios, sus vehículos, los bienes que acaban de adquirir o, incluso, de vender. Esto es algo preocupante, si consideramos que dentro del lugar cabe la posibilidad de que exista la presencia de un delincuente ligado a una banda criminal o, simplemente, que alguno de los oyentes traspase dicha información a una tercera persona malintencionada.
No debemos perder de vista que el perfil del delincuente cambió y, entre sus filas, se encuentran personas que aparentan ser gente correcta y trabajadora, abnegados padres de familia y, en su caso, hasta buenos deportistas.
Uno de los sitios donde resulta muy fácil entablar una conversación para cualquier persona con un extraño es, sin lugar a dudas, el club deportivo o gimnasio y, en éste y de manera muy particular, dentro del área de baños en el sauna o vapor. Lo mismo ocurre en fiestas o reuniones.
En un ambiente de total relajación, iniciamos la plática desde el momento en el que alguien entra al lugar y saluda a los presentes. La conversación de las charlas suele girar en torno al clima, deportes, nutrición, rutinas, política, sociedad, negocios, automóviles, entre otros temas. Sin embargo, conforme avanza la charla, en algún momento surge la pregunta entre alguno de los presentes "y tú, ¿a qué te dedicas?".
A partir de este momento, la charla cambia de tono, cuando la persona comenta, a grandes rasgos, lo que hace y, de alguna manera, denota lo que tiene y la posición social que mantiene. Incluso, durante el diálogo, cuando alguna de las personas se manifiesta como experto en algo, ofrece recomendaciones o bien los otros le piden su opinión o consejo.
Resulta increíble cómo, algunas personas, hacen alarde de sus negocios, sus vehículos, los bienes que acaban de adquirir o, incluso, de vender. Esto es algo preocupante, si consideramos que dentro del lugar cabe la posibilidad de que exista la presencia de un delincuente ligado a una banda criminal o, simplemente, que alguno de los oyentes traspase dicha información a una tercera persona malintencionada.
No debemos perder de vista que el perfil del delincuente cambió y, entre sus filas, se encuentran personas que aparentan ser gente correcta y trabajadora, abnegados padres de familia y, en su caso, hasta buenos deportistas.
Cuida tu conversación y toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Perfil bajo.
Sé discreto, evita portar joyas o relojes ostentosos, que denoten tu posición económica. - Plática.
Si vas a conversar, orienta tu plática a temas generales, evitando entrar en cuestiones personales. No hagas alarde de tu situación financiera ni de tus bienes materiales. - Ocupación.
Si te preguntan a qué te dedicas o dónde trabajas, no indiques plenamente el nombre de tu organización, tu cargo o rol en la misma, ni denotes el hecho, si es el caso, que eres empresario. Menciona, de ser necesario, el ramo en que te desempeñas y reorienta la plática al tema general. - Corte.
Si, por alguna razón, te sientes incómodo con tu interlocutor o consideras que la conversación busca obtener información confidencial de tu persona, corta la plática de inmediato, retirándote del lugar amablemente: "se me hace tarde, me tengo que retirar ya, hasta luego". - Contacto.
Considera seriamente el intercambiar tarjetas de contacto con personas que conozcas en este tipo de lugares y, si aceptas tener alguna cita o encuentro, toma tus debidas precauciones.
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